Los quistes ováricos generalmente se ven en las primeras etapas del embarazo y son inofensivos. La mayoría de estos quistes desaparecen en la semana 20.
Estos quistes no cancerosos pueden convertirse en un problema cuando crecen o desarrollan síntomas. Los médicos evitan realizar una cirugía de quiste hasta que nazca el bebé. En cambio, su crecimiento y estructura se controlan constantemente.
Si el quiste es lo suficientemente grande como para comprimir al bebé, intenta secarlo o encogerlo con la ayuda de una aguja. Si esta operación tiene éxito, no habrá ningún problema al nacer.
Unos meses después del nacimiento del bebé, el quiste se extirpa quirúrgicamente. Si el parto es por cesárea, el quiste se puede extirpar inmediatamente después de que se extraiga al bebé.
