El gas metano sale del suelo y de nuestro cuerpo. No es tóxico y se puede utilizar como fuente de energía. Sin embargo, es muy explosivo y puede causar la muerte por asfixia (privación de oxígeno). Es importante comprender cómo lidiar con los peligros asociados con el metano.
Explosión
El metano puede ser explosivo cuando se mezcla con otros productos químicos, incluso en concentraciones tan bajas como el 5%. El metano se puede oler cuando el sistema de alcantarillado está en funcionamiento y el sulfuro de hidrógeno se mezcla naturalmente con el metano. Si puede oler un olor desagradable, parecido a un huevo podrido, el nivel de metano puede ser lo suficientemente alto como para causar una explosión. Las altas concentraciones de gas metano pueden ser fatales cuando se encienden. El metano natural procedente del subsuelo ha provocado trágicas explosiones en las minas.
asfixia
Aunque no es tóxico, el metano es un simple asfixiante (sustancia sofocante). Porque reemplaza el oxígeno necesario para respirar. Menos del 16% de oxígeno puede ser peligroso y menos del 10% de oxígeno puede ser mortal. No existe un estándar que determine la tasa permitida de gas metano en hogares o lugares de trabajo, pero la cantidad de oxígeno requerida en los lugares donde las personas necesitan respirar es un mínimo del 18%.
Envenenamiento por monóxido de carbono
Aunque el metano no es tóxico por sí solo, corre el riesgo de volverse tóxico cuando se mezcla con otras sustancias. Este potencial existe cuando el gas natural, que contiene 97% de metano, se usa en hogares y lugares de trabajo. La combustión de gas natural sin una ventilación adecuada puede producir monóxido de carbono, un gas tóxico que es difícil de detectar. Los niveles relativamente bajos de monóxido de carbono pueden causar mareos y náuseas en 20 minutos y la muerte en 2 horas. En un nivel superior, la muerte puede ocurrir en 3 minutos.
¿Cuál es el tratamiento para la intoxicación por gases?
